Museo Carlos Anadón... 30 años haciendo historia



La rica historia de la ciudad de Victoria requería y estimulaba la creación de un Museo que rescatara, preservara, investigara y difundiera su evolución cultural.

El 8 de setiembre de 1982, festividad de la Virgen de Aránzazu, patrona de la ciudad, se inaugura el mismo; llevando el nombre del historiador Carlos Alberto Anadón, impulsor de la institución durante su vida, amante defensor de la naturaleza y luchador de la cultura de su pueblo.

Durante muchos años funcionó en la planta alta del edificio de Obras Sanitarias en calle Italia. El 13 de mayo de 1992 el Museo inaugura su nuevo edificio en Calle Congreso 593; legado que hiciera el filántropo Isidro Gerónimo Balbi al Municipio. Figura destacada como profesional farmacéutico y hombre público comprometido con el progreso de su comarca natal. La valiosa biblioteca, manantial de sus desvelos intelectuales y su correspondiente mobiliario engalanan el que fuera su escritorio de estudio.

Toda la casona irradia un aire señorial y sintetiza la rica herencia arquitectónica característica de Victoria. Rigor artesanal, fineza de detalles constructivos y llamativos materiales importados atraen la atención del visitante.

Más de 400 metros cuadrados de superficie cobijan ocho salas de exposiciones, incluidos la cocina y el baño ambientados. La biblioteca, en planta alta, guarda el fondo bibliográfico y pinacoteca que pertenecieron al poeta Gaspar Lucilo Benavento; garaje, subsuelo para galería de arte y reuniones; y el coqueto jardín francés con su fuente cantarina, conforman la mansión, perfumada por jazmines y oleofragas.

Con el amplio apoyo comunitario, el museo Anadón cumple los objetivos de su creación, al contribuir a cambiar las pautas culturales, renovando el cuidado del patrimonio integral de la sociedad donde se sustenta.

Para ello se recrean las historias local, zonal y nacional con las colecciones de arte sacro, indumentaria, instrumentos musicales y reproductores sonoros, armas, relojes, cámaras fotográficas, objetos decorativos, elementos de la vida cotidiana, secciones de arqueología indígena y paleontología, hemeroteca y archivo fotográfico y otras.

Instituciones religiosas, culturales, sociales y deportivas encuentran allí el reservorio necesario para la custodia de sus testimonios históricos y cada habitante de la ciudad colabora con este Museo, al que ha hecho definitivamente suyo. El apoyo moral y material se cristaliza en la Asociación de Amigos del Museo, institución con jerarquía legal.

Al finalizar un recorrido por sus ámbitos, queda en el espíritu una sensación de placer estético y una gran inquietud histórica.